Más de 500 juguetes se repartieron entre niños y
niñas de Pampamarca y anexos, ubicados a más de 4200 metros de altitud en la
región Ayacucho. ¿Por qué resistir una lluvia incesante, granizada hiriente y
una altura desequilibrante para alegrar la Navidad de quienes no conoces?
Niña de Pampamarca |
***
Alex espera su
regalo de Navidad. Tiene 7 años, viste un gorro de lana y cinco prendas para
cubrirse del frío. Estamos a una altura de 4250 metros y las últimas horas cayó
una incesante lluvia, acompañada de granizada. El aire que rodea simula pequeñas
cuchilladas en el cuerpo.
La primera prenda
de Alex es un polo de la selección peruana, de Paolo Guerrero, aclara. Luego, otro
polo manga larga de dibujos, seguido por una polera verde y una chompa de lana,
aunque envejecida. Finalmente, viste una casaca azul con dos rayas rojas
horizontales, que está húmeda.
Él espera su regalo, como otros 500 niños y niñas de Pampamarca, un centro poblado ubicado en el distrito de Coracora, en la provincia de Parinacochas, región Ayacucho, hasta donde llegó Afrazame, un grupo de voluntarios que busca mejorar la calidad de vida en pueblos de la sierra del país que soportan temperaturas extremas. Además de los juguetes, se entregarán víveres, canastas y ropa.
Pero mientras se reparten los primeros donativos, Alex se saca la casaca húmeda. Está inquieto ya que tiene premura por recibir su obsequio. Juega, conversa, hace bromas con los otros niños y niñas que integran las colas designadas para repartir los regalos, divididas por edades: de 0 a 3 años, luego de 3 a 6, seguido de 7 a 10 y después de 10 a 13. Tanto para niños como niñas.
Alex es el primero de la fila de los niños de 7 a 10 años. Se despoja de su casaca húmeda, con la que empieza a jugar, ya que en el local comunal donde se realiza la repartición de donaciones se conserva un ambiente más cálido que en el exterior. Para calmarlo, le hemos pedido que se siente. Lo hace y encuentra un singular y desconocido atractivo en sus desgastadas zapatillas blancas, pero, antes de olvidarse, nos pregunta: ¿nos darán regalos a todos?
Él espera su regalo, como otros 500 niños y niñas de Pampamarca, un centro poblado ubicado en el distrito de Coracora, en la provincia de Parinacochas, región Ayacucho, hasta donde llegó Afrazame, un grupo de voluntarios que busca mejorar la calidad de vida en pueblos de la sierra del país que soportan temperaturas extremas. Además de los juguetes, se entregarán víveres, canastas y ropa.
Pero mientras se reparten los primeros donativos, Alex se saca la casaca húmeda. Está inquieto ya que tiene premura por recibir su obsequio. Juega, conversa, hace bromas con los otros niños y niñas que integran las colas designadas para repartir los regalos, divididas por edades: de 0 a 3 años, luego de 3 a 6, seguido de 7 a 10 y después de 10 a 13. Tanto para niños como niñas.
Alex es el primero de la fila de los niños de 7 a 10 años. Se despoja de su casaca húmeda, con la que empieza a jugar, ya que en el local comunal donde se realiza la repartición de donaciones se conserva un ambiente más cálido que en el exterior. Para calmarlo, le hemos pedido que se siente. Lo hace y encuentra un singular y desconocido atractivo en sus desgastadas zapatillas blancas, pero, antes de olvidarse, nos pregunta: ¿nos darán regalos a todos?
***
Una rápida
búsqueda en Google sobre Pampamarca evidencia ser un pueblo marcado por el
friaje y los sismos. El frío se acentúa, sobre todo, a mitad de año cuando la
temperatura desciende por debajo de los cero grados y penetra las casas de
adobe e ichu.
Para llegar ahí desde Lima, vía trasporte terrestre, se debe seguir un camino que toma cerca de 14 horas. La ruta contempla el sur de Lima, la costa de Ica, seguir por Nasca hasta Puquio (ya en Ayacucho) y desde ahí, después de dos horas y en un trayecto por ratos sinuoso y que te hace sentir el rigor de la altura, se llega a Pampamarca.
Los voluntarios de Afrazame siguieron ese recorrido para llegar con los regalos, pero, sobre todo, con las ganas de mejorar la Navidad. Inmediatamente se detuvo el bus comenzaron a preparar la “Feria Navideña” que englobaba juegos para los niños, puesto de premios, preparación y entrega del menú navideño, donación de canastas y obsequiar regalos para cada niño.
La mecánica de la feria consistió en que cada juego (tumbalatas, bowling, cestas de básquet, piscinas de pelotas) otorgaba “afrasoles”, que se podían intercambiar por premios.
Alex participó en todo. No importó la altura ni la lluvia, a las que está acostumbrado. Pero se mojó su casaca.
Adentro, en el local comunal, se la ha quitado. La impaciencia por recibir su regalo lo lleva a jugar con ella, que ahora está por los aires. Mira las bolsas con los regalos que tiene enfrente. Y mira a los niños que van recibiendo los juguetes más grandes, que se reparten tras un sorteo entre todos los presentes: los carritos a control remoto, los robots, los muñecos…
- ¡Guauuu!, se escucha cuando una niña recibe un set completo con los accesorios de la Barbie
- ¡Ohhh!, mencionan, ahora, cuando un niño recibe un carro con el que podrá recorrer las calles de Pampamarca.
Son los obsequios que los voluntarios de Afrazame donaron y recolectaron en Lima y que entregan en Pampamarca y tres anexos.
En total 520 juguetes. 520 sonrisas. 520 navidades felices.
Pasan los minutos y ahora se entregan las canastas a los adultos. Pero Alex, como todos los niños en el mundo, no entiende de razones. La impaciencia, propia de su edad, parece desbordarlo. Se para, juega bruscamente con sus amigos de la fila, con las niñas de los lados, con su casaca que se va secando.
Entonces los voluntarios recurren a cualquier medicamento para mantener el orden mientras se continúa con el programa:
- La lechuza, la lechuza, hace shh… hace shh… / Todos calladitos, como la lechuza, hace shh… hace shh…, cantan junto a los niños, a quienes les divierte el coro.
Es una victoria que repiten cada vez que se corre el peligro del caos. Hasta que llega el momento de repartir los juguetes a todos.
Alex, el primero de la fila, se pone de pie inmediatamente y sus ojos brillan. Su sonrisa no tiene fin, pero antes le pregunto: ¿Te gusta el fútbol? ¡Sí!, no duda. ¿Hincha de qué equipo eres?, lo interrogo.
Para llegar ahí desde Lima, vía trasporte terrestre, se debe seguir un camino que toma cerca de 14 horas. La ruta contempla el sur de Lima, la costa de Ica, seguir por Nasca hasta Puquio (ya en Ayacucho) y desde ahí, después de dos horas y en un trayecto por ratos sinuoso y que te hace sentir el rigor de la altura, se llega a Pampamarca.
Los voluntarios de Afrazame siguieron ese recorrido para llegar con los regalos, pero, sobre todo, con las ganas de mejorar la Navidad. Inmediatamente se detuvo el bus comenzaron a preparar la “Feria Navideña” que englobaba juegos para los niños, puesto de premios, preparación y entrega del menú navideño, donación de canastas y obsequiar regalos para cada niño.
La mecánica de la feria consistió en que cada juego (tumbalatas, bowling, cestas de básquet, piscinas de pelotas) otorgaba “afrasoles”, que se podían intercambiar por premios.
Alex participó en todo. No importó la altura ni la lluvia, a las que está acostumbrado. Pero se mojó su casaca.
Adentro, en el local comunal, se la ha quitado. La impaciencia por recibir su regalo lo lleva a jugar con ella, que ahora está por los aires. Mira las bolsas con los regalos que tiene enfrente. Y mira a los niños que van recibiendo los juguetes más grandes, que se reparten tras un sorteo entre todos los presentes: los carritos a control remoto, los robots, los muñecos…
- ¡Guauuu!, se escucha cuando una niña recibe un set completo con los accesorios de la Barbie
- ¡Ohhh!, mencionan, ahora, cuando un niño recibe un carro con el que podrá recorrer las calles de Pampamarca.
Son los obsequios que los voluntarios de Afrazame donaron y recolectaron en Lima y que entregan en Pampamarca y tres anexos.
En total 520 juguetes. 520 sonrisas. 520 navidades felices.
Pasan los minutos y ahora se entregan las canastas a los adultos. Pero Alex, como todos los niños en el mundo, no entiende de razones. La impaciencia, propia de su edad, parece desbordarlo. Se para, juega bruscamente con sus amigos de la fila, con las niñas de los lados, con su casaca que se va secando.
Entonces los voluntarios recurren a cualquier medicamento para mantener el orden mientras se continúa con el programa:
- La lechuza, la lechuza, hace shh… hace shh… / Todos calladitos, como la lechuza, hace shh… hace shh…, cantan junto a los niños, a quienes les divierte el coro.
Es una victoria que repiten cada vez que se corre el peligro del caos. Hasta que llega el momento de repartir los juguetes a todos.
Alex, el primero de la fila, se pone de pie inmediatamente y sus ojos brillan. Su sonrisa no tiene fin, pero antes le pregunto: ¿Te gusta el fútbol? ¡Sí!, no duda. ¿Hincha de qué equipo eres?, lo interrogo.
***
Afrazame es un
grupo de voluntarios que busca mejorar las condiciones de vida en los pueblos ubicados
a más de 4000 m s. n. m. y que soportan temperaturas extremas. Brindan ayuda durante
tres momentos del año con campañas para recolectar útiles escolares, para
combatir las heladas y el friaje y, finalmente, con las actividades por Navidad.
El nombre es una creativa combinación entre Frazada y Abrazo = Afrazame y han llevado ayuda a Acombamba en Huarochirí (2014), Lachaqui en Canta (2015), Cañaypata en Huancavelica (2016), Manco Cápac y Chambara Alta en Sayán (2017) y Pampamarca en Ayacucho (2017 y 2018).
En el 2019 apuntan a realizar la campaña escolar en beneficio de los estudiantes de Pampamarca, para lo cual, dentro de pronto, empezarán a juntar los kits escolares.
- ¿Hincha de qué equipo eres?, le había consultado a Alex.
- ¡De mi colegio!, fue su respuesta efusiva.
Y es por su colegio y sus ganas de estudiar que la próxima campaña de Afrazame es otra linda oportunidad para apoyar.
El nombre es una creativa combinación entre Frazada y Abrazo = Afrazame y han llevado ayuda a Acombamba en Huarochirí (2014), Lachaqui en Canta (2015), Cañaypata en Huancavelica (2016), Manco Cápac y Chambara Alta en Sayán (2017) y Pampamarca en Ayacucho (2017 y 2018).
En el 2019 apuntan a realizar la campaña escolar en beneficio de los estudiantes de Pampamarca, para lo cual, dentro de pronto, empezarán a juntar los kits escolares.
- ¿Hincha de qué equipo eres?, le había consultado a Alex.
- ¡De mi colegio!, fue su respuesta efusiva.
Y es por su colegio y sus ganas de estudiar que la próxima campaña de Afrazame es otra linda oportunidad para apoyar.