Los alumnos del colegio José Carlos Mariátegui Nº 2048, ubicado en Comas (Lima), han visto pasar por sus aulas al homo sapiens, faraones, incas y hasta libertadores, gracias a la iniciativa de su profesor de Historia, Fidel Berrospi, quien combina la teoría con la teatralización de sus clases: disfrazándose de personajes históricos. Su objetivo es lograr una historia vivencial, que despierte el interés y la participación de sus estudiantes. Parte de este escrito se publicó en la revista Variedades, del diario El Peruano.
Clases inolvidables de
Historia con Fidel Berrospi, en Lima, Perú.
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¿Yo puedo hacerlo? –se interrogaba y recordaba la ocasión en la que, esporádicamente, se disfrazó para contarles algunos cuentos a su hijo y sus sobrinos. Habían quedado maravillados y, sobre todo, logró atraer sus atenciones.
Poco a poco, sin darse cuenta, planificó su innovadora idea. Pero también tuvo que evaluar la reacción de las personas: el “qué dirán”.
Así pasó mucho tiempo antes de aplicar su propuesta, hasta que sintió que había llegado el momento: le asignaron hablar de la época virreinal durante la Semana Patriótica que se celebraría en el colegio José Carlos Mariátegui n. ° 2048, ubicado en Comas, en el norte de Lima, la capital del Perú, en el que es docente de la asignatura de Historia desde 1997. Estaba cansado de que, en las actuaciones, todos salían a hablar: notaba el aburrimiento en los alumnos. Era mediados del año 2000.
Quería actuar. Pero aún sentía temor y la valla era muy alta: la escenificación sería en el estrado del colegio, frente a todos: alumnos, profesores, autoridades, padres, invitados. Además, le faltaba algo.
Días antes de la ceremonia le comentó su intención a Maritza Calero, hermana de una de sus alumnas, quien siempre colaboraba con los proyectos del colegio.
- Quiero actuar para el Día de la Independencia. Quiero hacer de virrey –le comentó, sin mayores esperanzas.
- ¡Yo te hago el disfraz! –fue la respuesta inmediata y contundente de Maritza.
Hicieron una apuesta. Yo te traigo un buen disfraz y tú actúas, lo retaron a Fidel. Y le trajo un maravilloso traje de virrey: peluca blanca, sobretodo negro con decoraciones doradas, medias de nylon y zapatos negros. Fue el número central de esa ceremonia. La escenificación que muchos aún recuerdan. Para Fidel: un antes y un después y el inicio ideal para trasladar la técnica a las aulas.
El primer gran momento.
Sucedió a mediados del año 2000.
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Confeccionar los primeros vestuarios le tomó mucho tiempo. Siempre en base a materiales reciclables (cartón, papel, plástico), mucha creatividad, imágenes referenciales de libros e Internet, además de la ayuda familiar y de otros profesores.
Cierta ocasión una docente le propuso hacer un disfraz que lo convierta en el hombre de las cavernas.
- ¿Pero te lo pondrás?, –le preguntó desconfiada.
No solo se lo puso, su clase la desarrolló en las áreas verdes del colegio. Hizo los movimientos similares al hombre cuando recolectaba frutos, se dedicaba a la cacería, realizaba pinturas rupestres y empezaba a asumir una postura erguida.
Poco a poco se fue acostumbrando. Ahora no solo actúa en los salones, también cuando sale de ellos y se dirige al aula de docentes. Así, las clases ya no son solo para los estudiantes, también para los padres o el personal de limpieza del colegio con quienes se cruza.
También participa en los simulacros de sismo y en el resto de las actuaciones del colegio, siempre con la participación de los alumnos, quienes le ayudan en la confección de los disfraces, como parte de su aprendizaje. Pero su intención va más allá: busca que sean los propios estudiantes quienes actúen.
“Quiero que ellos vivan la historia. La narren con sus palabras y mi asesoría. Quiero una historia vivencial” –planea.
La conexión con los escolares mejoró, cuenta. Todos le prestan atención y se divierten. Incluso, recibe saludos de niños y jóvenes a quienes todavía no ha enseñado, pero que ya lo conocen, a la espera de llegar al año en el que podrán asistir a sus tan famosas clases.
- Yo les digo a mis alumnos que soy el incauto… el único inca que anda en auto –menciona con humor.
Para él, quien pronto cumplirá 30 años como docente, la prehistoria y la época precolombina son las etapas que le permiten elaborar disfraces mejor estructurados y realizar actuaciones más desarrolladas.
Menciona que siempre está leyendo sobre los temas que teatralizará y pensando en la preparación de sus clases. Planifica cuándo y qué personaje hablará, en qué momento se pondrá la máscara, cómo caminará y qué explicará. Piensa en todo. Ensaya frente a un espejo y a su familia. Ellos le dan indicaciones sobre cómo hablar o ubicarse. Berrospi no ha estudiado actuación, pero anhela llevar clases para ser mimo. A veces conversa con profesores de arte para que lo ayuden con las interpretaciones.
Tanto para las clases, como para las actuaciones, él prepara los guiones. Prioriza que sean divertidos, para captar la atención de todos. Sobre ello, recuerda cuando se disfrazó de Cristóbal Colón: se puso una peluca blanca y algunos estudiantes, los más avispados, se divertían llamándolo Yola Polastri, una popular animadora infantil peruana.
En sus disfraces prioriza los detalles que marquen la diferencia. Por ejemplo, cuando le tocó tratar sobre los oidores que llegaban en el virreinato, al oidor le puso orejas de grandes dimensiones. Luego les preguntó a sus alumnos:
- ¿Por qué le dicen oidor?
- Porque oye, profesor: mira sus orejazas.
Esas lecciones entran por la vista y no se olvidan, explica. Luego las evaluaciones se vuelven fáciles para los alumnos.
Fidel Berrospi, quien en sus ratos libres debe ser taxista –en el Perú, según su Ministerio de Educación, la docencia está entre las profesiones con los sueldos más bajos: su salario es, en promedio, de US$ 430–, se reconoce como innovador y propulsor de cosas creativas y fuera de lo común. También en ser autodidacta: nadie la enseñó a actuar o hacer sus crucigramas históricos –que reemplazan, en muchos casos, a los típicos exámenes y son los preferidos de sus alumnos– pero lo hizo.
Clases vivas de Historia.
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En una ocasión, un padre le cuestionó su metodología de enseñanza. Fidel le respondió con una pregunta:
- ¿Usted sabe qué pasó en 1780 en el Perú?
- No.
Entonces se puso un sombrero similar al que usaba Túpac Amaru, que había utilizado en una clase, y le volvió a preguntar:
- ¿Quién soy?
- Túpac Amaru –respondió el padre.
- ¿Y qué hizo Túpac Amaru? ¿Por qué se le recuerda?
- Porque se rebeló.
- Eso sucedía en 1780. Y mis alumnos lo recuerdan.
Estaba en una reunión para padres.
Fidel siente más cercanía y participación con los alumnos. Incluso, algunas veces le preguntan, antes de anunciar los temas de las próximas clases:
- ¿Y profesor? ¿De qué se va a disfrazar? ¿Qué va a realizar? ¿Cómo lo ayudo?
Otras veces, con solo verlo disfrazado asocian las lecciones. Por ejemplo, cuando exalumnos lo vieron escenificando a un mono, le dijeron:
- Profesor, ya sé: ¡el hombre viene del mono!
Fidel Berrospi llegó a Lima en 1997, desde Huánuco, departamento ubicado en la serranía del Perú, en donde primero estudió Agronomía, durante tres años, pero por vocación postuló para Educación.
Tras la publicación de esta crónica en Variedades, suplemento cultural del diario El Peruano, recibió una inesperada avalancha de pedidos para realizarle entrevistas en periódicos, canales de televisión y radios limeños, que le ayudaron a tener el reconocimiento, hasta entonces negado, de su colegio y algunas autoridades locales.
Su sentido del humor, que también muestra en las redes sociales, es una marca registrada de Fidel. Por ahí interactúa, sobre todo, con sus exestudiantes y alumnos, a quienes incentiva, publicando sus exámenes, cuando obtienen altas calificaciones. Eso le ha da resultados positivos, refiere.
Fidel se siente feliz con lo que hace.
“Mi vida es el colegio” –finaliza.
Parte de este texto se publicó en la revista Variedades, del diario El Peruano, el 5 de mayo de 2017.