2 de noviembre de 2021

¿Cómo se cuida a la fuente que permite el abastecimiento de agua potable en la población de Abancay?

El cuidado de la laguna Rontoccocha, de la cual se abastece con agua potable una parte de la ciudad de Abancay, ubicada en los Andes del Perú, ha permitido mejorar el abastecimiento que recibe la población. Pero, cómo se logró este compromiso de la población, tanto de las ciudades como de las comunidades campesinas. ¿Quiénes están detrás de estas prácticas y qué realizan para que esta microcuenca sea fuente de agua para las futuras generaciones?

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Angélica Monzón Enciso

“Acá está la laguna de Rontoccocha. El agua beneficia a todo el pueblo de Abancay. Ahí hemos hecho plantaciones como queñua, ichu. Y seguimos haciendo qochas. Seguimos cosechando agua. De nuestra parte haciendo nuestras faenas. Como ya está [el] cerco, ese sitio es zona intangible, ya no entran animales, ni oveja, por eso tenemos más agua a la comunidad. Ahora estamos sembrando más cosas porque tenemos más agua. Ahora tenemos suficiente agua en la comunidad”, refiere Angélica Monzón Enciso, de la comunidad campesina Micaela Bastidas, ubicada en la región Apurímac, en la parte central y sierra del Perú.

Angélica Monzón Enciso es una protectora del agua pues, gracias a los mecanismos de retribución por servicios ecosistémicos (Merese) hídricos, trabaja para el cuidado de la laguna Rontoccocha, de la cual se abastece con agua potable el 30 % de la población de la ciudad de Abancay, capital de Apurímac.

Pero, para lograr esta labor, que favorece tanto a las poblaciones que viven en las ciudades (que retribuyen con financiamiento mediante una parte del pago de sus recibos por el servicio de agua potable) y a las comunidades campesinas (ubicadas cerca de las lagunas en las partes altas y que contribuyen con trabajos para el cuidado de las fuentes de agua), se tuvo que recorrer un camino que empezó hace algunos años.

El 2008, en concreto, se comienzan a gestar los Merese hídricos en la cuenca Mariño, donde se ubica la laguna Rontoccocha, bajo el concepto de pago por servicios ambientales, que consistió en trabajar en la gestión de los ecosistemas de manera integrada con todos los usuarios de la cuenca. Los siguientes años se realizaron diversas actividades como concursos, foros y capacitaciones para sensibilizar a los líderes de las comunidades sobre la retribución por servicios ecosistémicos (RSE), así como pasantías para conocer otras experiencias de Merese, como las que se realizaban en Moyobamba o en Piuray, en la región Cusco. Luego, en el 2013, se conforma el grupo impulsor de los servicios ecosistémicos y se incorpora la RSE en el plan maestro optimizado (PMO) de la Empresa Municipal de Servicios de Agua Potable y Alcantarillado (Emusap), entidad encargada de brindar los servicios de saneamiento en la ciudad de Abancay.

Así, el hito importante para concretar la ejecución de los Merese sucedió en el 2014, cuando la Superintendencia Nacional de Servicios de Saneamiento (Sunass), la entidad peruana encargada de aprobar las tarifas de agua en el Perú, aprobó el estudio tarifario de Emusap Abancay, que consideró destinar parte de la tarifa que paga la población para la generación de fondos por concepto de Merese hídricos y proteger y conservar la microcuenca Mariño, a fin de beneficiar a cerca de 65 mil personas y mejorar la continuidad y cobertura del agua potable.

Laguna Rontoccocha


Jessica Quispe, bióloga y gestora ambiental de la Sunass en Apurímac, resalta por qué era importante trabajar en la recuperación de la cuenca. “La laguna de Rontoccocha se ubica en la cuenca Mariño y es importante porque abastece al 30 % de la ciudad de Abancay. Antes de la firma del acuerdo Merese, en esta zona se observaba pastoreo de numerosas ovejas, caballos, vacas y hasta chanchos. Además, en los meses de junio a octubre se presentaban quema de pajones, principalmente realizadas por los mismos pastores. Estas actividades afectaban a los ecosistemas y su capacidad de almacenar agua, tanto en las fuentes de agua que abastece a ciudad como a las mismas comunidades campesinas”, refiere.

El mecanismo significó el desarrollo de varios procesos: diseño administrativo y planificación del Merese bajo la modalidad de contrato; sensibilización y trabajo conjunto con las comunidades campesinas involucradas y con las instituciones y organizaciones de la plataforma del Merese de Mariño.

“A mediados de este año, la empresa Emusap Abancay y las comunidades campesinas de Micaela Bastidas y Atumpata firmaron un acuerdo para continuar con la implementación de los Merese en la zona de Rontoccocha. Así, seguirán con las acciones de conservación de bosques nativos, reforestación con queñua, revegetación con ichu, construcción de qochas, cercos, entre otras actividades que iniciaron en el 2019. Por un lado, las comunidades se benefician porque se financia la recuperación de las fuentes de agua para el desarrollo de sus actividades agrícolas. Por otra parte, Emusap Abancay promueve la sostenibilidad de los ecosistemas en la cabecera de la microcuenca Mariño y así disponer de agua en cantidad y calidad para los usuarios de la población de Abancay”, refiere Ronald Cervantes, jefe en Apurímac de la Sunass.

Jorge Olivera Solís, integrante de la comunidad campesina de Atumpata, otra de las involucradas en los Merese, refiere que, hacia el 2014, “el agua bajaba poco”. “Pero hoy en día hemos notado que el agua se ha aumentado. Nosotros, en la comunidad estamos contentos porque en la parte alta teníamos un canal que ya no tenía agua y hoy día se ha aumentado y los vecinos también están contentos”, declara, al pie de la laguna, cuya altitud oscila entre los 4.000 y los 4.600 m. s. n. m.

En este contexto, otro hito sucedió en julio de 2019 cuando se firmó el primer contrato de conservación para la seguridad hídrica entre una empresa de agua, es decir Emusap Abancay, y las comunidades campesinas de Micaela Bastidas y Atumpata para iniciar la implementación de los Merese.

Las comunidades, como contribuyentes, se benefician porque se financia la recuperación de las fuentes hídricas para el desarrollo de actividades agrícolas y se comprometen a participar en el desarrollo de acciones sostenibles en el ámbito de la unidad hidrológica. Emusap y su población administrada, como retribuyentes, también se benefician porque una de las áreas es fuente hídrica para su abastecimiento y la provisión de servicios de saneamiento; por ello, se comprometen a financiar las acciones del proyecto según el presupuesto aprobado.

El gerente general de Emusap Abancay, Wilber Huillca Montes, subraya los beneficios alcanzados, hasta ahora, gracias a los Merese hídricos. “Hoy en día tenemos mayor disponibilidad hídrica en nuestras fuentes principales, entre ellas la laguna de Rontococha, de donde se capta agua para suministrar a la ciudad de Abancay. En ese sentido, hemos mejorado. En años anteriores había necesidad de racionar el servicio de agua potable. Hoy por hoy tenemos las 24 horas del día. Ha sido un paso importante en la prestación del servicio que brinda la empresa. Por otro lado, le ha permitido a la actividad agrícola disponer de mayores recursos hídricos y gozan de sus beneficios”, sostiene.

Jorge Olivera, de la comunidad Atumpata, explica parte de los trabajos que realizan como contribuyentes para el cuidado de Rontoccocha. “Hemos trabajado arriba, con los cercos, protegiendo los manantes. En la parte alta hemos trabajado en faenas. Hemos plantado queñuas, ichu, cercos y ahora estamos en represamiento de las lagunas. Poco a poco estamos avanzando. Trabajamos con el Merese que recauda Emusap. El resultado hoy en día nos ha aumentado el caudal”, indica.

Gracias a los resultados, Jorge refiere que más personas se están sumando a practicar los Merese y ya proyectan realizar nuevas acciones. “Los comuneros no nos creían. Nos decían para qué vamos a hacer esas qochas. Para qué vamos a trabajar. Poco a poco hemos trabajado en faenas. 30, 40, 60 personas, poco a poco hemos comenzado y trabajado. El resultado, hoy en día, nos ha aumentado el caudal. Los vecinos siguen nuestros pasos, nuestras experiencias. Ahora estoy escuchando [que] va a pasar a otras comunidades: poco a poco se van sumando. Quiere decir que hay resultados [con] lo que hemos trabajado en la parte alta de Rontoccocha”, declara.


Jorge Olivera


Jorge agrega que continúan trabajando en la parte alta de la microcuenca, con más qochas (es decir, un sistema de recarga de agua), más plantaciones, más cercos, a fin de que haya “más agua para la población”.

“Esa agua abastece a la población. Nosotros en la comunidad estamos muy agradecidos porque con ese trabajo hay resultados. Hay que cuidar el agua. La cosecha de agua es para todos, en la parte alta podemos aumentar más cochas, más lagunas, más sembramiento de pastos. Toda la comunidad, hasta población, puede ir a plantar. Hay que cosechar agua en parte alta. Si no, hoy en día, con el cambio climático, las lagunitas, los manantitos se están secando. Hay que ir toda la población de Abancay a sembrar si quiera una planta, para tener más agua para consumo humano. Nosotros cuidamos con toda la comunidad la parte alta del agua. Gracias a los mecanismos, toda la comunidad nos comprometemos a cuidar el agua, de la parte alta de Rontoccocha”, reflexiona Jorge.

En el Perú, la conservación de las fuentes de agua en el sector saneamiento es una política de Estado y cuenta con un marco normativo, mediante la Ley Merese n.° 30215 del Ministerio del Ambiente y la Ley Marco de los Servicios de Saneamiento del Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento.

Actualmente, 40 de las 50 empresas de agua del Perú tienen fondos proyectados por más de 141 millones de soles para invertir en proyectos que garanticen la sostenibilidad y disponibilidad del recurso hídrico, en cantidad y calidad para las ciudades. Además, a la fecha, 7 empresas de agua están implementando proyectos de conservación en sus cuencas.

En el caso de Apurímac, se espera obtener un manejo sostenible de las fuentes hídricas de la unidad hidrológica de Rontoccocha y la mejora del bienestar de las comunidades campesinas de Atumpata y Micaela Bastidas. Además, que la laguna tenga sostenibilidad para garantizar que la población continúe recibiendo el recurso hídrico con calidad en el futuro.

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