Si algo caracteriza a San Juan de Lurigancho (SJL) es la migración, la cual no comenzó a partir de 1950, sino, aproximadamente, 800 años atrás. Entre los siglos XII y XV diversos señoríos y cacicazgos andinos ocuparon la costa central peruana, especialmente Lima, producto de la desarticulación del imperio Wari -periodo históricamente llamado: Intermedio Tardío-.
Uno de esos tantos pueblos andinos que llegaron fueron los Ruricancho. Habitantes de la sierra sur peruana, probablemente del Altiplano, que se asentaron al Este de Lima formando una red de curacazgos -convirtiéndose, así, en el principal antecedente de los actuales luriganchinos-.
Ruricancho es una palabra quechua que significa "los canchos del interior". Cancho o Kanchu designaba a un ave de plumaje colorido. Se cree que los jefes ruricancho llevaban este apelativo porque usaban estas plumas para adornar sus cuerpos. Con el tiempo se cambió la "r" por la "l" producto de una probable influencia linguística altiplánica, como lo señala el historiador Juan Fernández del Valle. Entonces, Ruricancho devino en Lurigancho.
Debido a la última explosión urbana, sucedida en la mitad del siglo XX y acrecentada durante los años 80, los principales vestigios arqueológicos del distrito desaparecieron. Sin embargo, se conoce que los primeros hombres que llegaron a estas tierras fue hace 9 000 años a.C. Grupos de cazadores y recolectores en busca de nuevos recursos, como lo señala el arqueólogo Julio Abanto Llaque.
Con el sedentarismo de estos pobladores se desarrolló la horticultura y la crianza de animales, así como una rápida evolución cultural -que se evidencia en sus construcciones arquitectónicas, sus pinturas rupestres y su cerámica-. Según el investigador Lorenzo Roselló, aproximadamente 2 500 años a. C. se hicieron los Geoglifos de Canto Grande -líneas 2 000 años más antiguas que las de Nasca-.
Con el transcurso de la historia, diversas culturas -más poderosas e influyentes- gobernaron a los primeros pobladores, como sucedió en el tiempo en el que prevalecieron los Chavín y la cultura Lima. Al decaer el imperio Wari surgió el señorío Ychma en la costa central -durante el periodo que conocemos como el Intermedio Tardío-. Dicho señorío agrupó a varios curacazgos entre ellos a los Ruricancho. En 1470, los Incas conquistaron a los Ychmas, quienes decidieron anexarse pacíficamente al Tahuantinsuyo. Producida la invasión española, estos territorios fueron ocupados por encomenderos españoles. La encomienda de Lurigancho funcionó hasta 1571 cuando se crearon las reducciones -es decir, asentamientos de indígenas-, por orden del virrey Toledo. Así nació la reducción San Juan Bautista de Lurigancho en honor al santo que los españoles le otorgaron al lugar -de cuya combinación nació el actual nombre del distrito-.
Durante el siglo XIX San Juan de Lurigancho fue testigo de los principales movimiento políticos del país como la Independencia del Perú, la libertad de los esclavos, la Guerra con Chile, entre otros. Hasta que el 13 de enero de 1967 el arquitecto Fernando Belaunde Terry le dio la categoría de distrito. Debido a la reforma agraria muchos terrenos fueron vendidos para crear urbanizaciones y cooperativas de vivienda. Entonces, el distrito creció demográficamente principalmente de inmigrantes andinos.
Los Ruricancho, entendidos como cultura, desaparecieron en el siglo XVII debido a que gran parte de la población murió durante las guerras civiles que enfrentaron a los españoles, según cuenta Fernández Valle. Además de no soportar las nuevas epidemias y enfermedades que tuvieron que padecer.
San Juan de Lurigancho se convirtió en el distrito más poblados en parte por las políticas centralistas de los gobiernos, la migración del campo a la ciudad, el fracaso de la reforma agraria y los múltiples problemas a causa de la violencia social vividos durante los años 80. Un distrito con pasado precolombino y colonial, heredero de una estirpe cuyos antepasados se remontan a los inicios de nuestra historia.